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El 23 de abril celebramos el Día Internacional del Libro (en Catalunya es el día del “libro y de la rosa” por la festividad de Sant Jordi, con lo que se consigue aunar dos de las cosas más hermosas que han creado el hombre y la naturaleza). En esta ocasión queremos dejar de lado los datos concretos, las últimas noticias, el análisis de la repercusión económica y publicitario para una de las grandes industrias de nuestro país (y de casi todos) que engloba tantos sectores como editores, escritores, agentes, diseñadores, encuadernadores, correctores, traductores, impresores, libreros y tantos otros que trabajan alrededor del libro; queremos olvidarnos de la aguda reflexión sobre aspectos que se derivan de todo aquello que envuelve a su regulación como los derechos de autor, los vehículos mercantiles para su comercialización, o las muchas áreas civiles en la que su comercio incide, la aplicación de las nuevas tecnologías, el desarrollo de nuevos negocios como haríamos habitualmente, y sin que sea un precedente, dejarnos llevar únicamente por la celebración, pues de una celebración se trata, que supone un día tan especial como el de hoy.

No hay sociedad sin lenguaje, letras, dibujos, historias, mitos y recuerdos compartidos. Podría decirse incluso que no es posible que ninguna sociedad se desarrolle sin que posea la capacidad de guardar todo lo anterior y aunque múltiples medios para guardarlos existen, ninguno como un libro en todas sus acepciones pues un libro puede ser libro, libreta, libreto, librillo, e-book, folleto, panfleto, rollo, archivo, guión, cuaderno, cuadernillo, o incluso “libraco” pero siempre “libro” (y diría más, “libre”, pues es requisito de cualquier libro que este sea libre al igual que su lectura). 

Sin libro no hay sociedad, sin libro no hay  lugar donde expandir nuestra humanidad ni nuestro pensamiento, sin libro no hay donde aprender, descubrir o refutar; sin libro no hay aventuras, descubrimiento ni redescubrimiento, ni lugar donde dejarnos llevar por la imaginación el sueño o la ambición, ni recuerdos de un tiempo que los que vengan después no podrían conocer de otro modo; sin libro no tendríamos pasado y mucho menos, futuro; sin libro nada tendría sustancia y por lo tanto tampoco constancia y por supuesto, sin libro,  no hay tecnología, no hay economía ni marco jurídico que aplicar, por lo que nosotros desde The Lighthouse Team, que nos dedicamos justamente al asesoramiento jurídico, financiero y tecnológico (por abreviar) tenemos muchos motivos de celebración.

Hoy pues, más que contar (para esto necesitamos un libro) queremos, sobre todo, celebrar el día internacional del libro.  

Contacto
Juan Ramón Balcells

Abogado de profesión y vocación con una cariz plenamente internacional y con una larga trayectoria y experiencia.

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